Bistro Estoril

Hace más de cuarenta años la familia Martin decidió iniciar una tradición. Todo comenzó en la Zona Rosa dónde la pareja conformada por Rosa y Guillaume compraron un restaurante portugués para hacerlo suyo y compartir sus recetas y sus ganas de ser anfitriones. Tres años después, la historia cambió cuando el Sr. Martin falleció y Rosa decidió seguir el sueño para convertirse en una de las mujeres pioneras en el mundo de la restauración. Con la llegada del chef Pedro Ortegael cuadro se completó, pues compartir el origen oaxaqueño con Rosa Martin sentó las bases para crear una maravillosa mancuerna que permanece hasta hoy.

Atenta al detalle, todo en Estorilse hacía de manera artesanal, incluso ella misma escribía los menús a mano y se aseguraba de que cada comensal que entraba en sus puertas se sintiera como en casa. Era un lugar de amigos, así se sentía y así permanece ahora bajo la dirección de su hija Diane.

En 2003 abrió Bistro Estoril en Santa Fe, el cual tuvo un gran recibimiento por parte de los clientes de toda la vida que entre semana laboran en los cientos de corporativos de la zona. En 2006, Guillaume Martin se asoció con la chef Kazu Kumoto para crear el restaurante Murasaki que comparte ubicación con Bistro Estoril para beneplácito de sus comensales, puesto que pueden elegir en una misma carta lo mejor de la clásica gastronomía y  el servicio de Grupo Estoril, que se complementa con la excelencia de la chef Kumoto.

Así, en una misma mesa puede verse a un cliente disfrutar un fideo seco y el clásico mole negro del chef Ortega, mientras que otro goza de un omakase del día. Recomendamos iniciar la experiencia que con uno de sus platillos insignia: el perejil frito con chapulines. No hay mejor manera de abrir el apetito que armarse un buen taco que es una oda a la comida crujiente, sugerimos acompañarlo con un mezcal de la amplia selección del lugar.

Siguiendo por su oferta de sabores locales, la crema de huauzontle y chile ancho. Toda ella es perfecta, con un toque herbal y ahumadito que realza todos sus ingredientes en perfecta sincronía. Ya encarrerados nos adentramos en la otra inspiración del chef Ortega: los sabores europeos. El filete con salsa Café de Paris es una auténtica gozada, acompañado por las papas a la francesa de rigor y una salsa tan exuberante y que grita ¡mantequilla! lo vuelve un platillo perfecto.

Pasan las horas, los clientes con el uniforme oficial del barrio —corbata e identificación de plástico— van retirándose del lugar satisfechos de recibir uno de los servicios más rápidos y atentos de la zona. Es la hora del postre y el crujiente de avellana hace los honores de cerrar la tarde. El escenario es comodísimo, no podría haber queja alguna de su terraza con vista a un jardín interior. El equipo de meseros comandado por el gerente, Salvador “El Pelón” Aureoles, se muestra feliz a sabiendas que de nuevo han tenido otro gran día de servicio para logra su cometido de hacer al cliente sentirse en casa. Tal y como lo hubieran deseado los señores Martin.