Issa Plancarte (@issaplancarte)
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Dicen que al mal tiempo, buena cara. Eso fue precisamente lo que hizo George al verse frente a la remodelación de Masaryk que impedía que tuvieran comensales. Aprovecharon ese tiempo para remodelar el lugar, cambiar el menú y empezar de nuevo con energías renovadas y concepto mejorado.
Sus interiores renovados nos recuerdan un restaurant de alguna isla griega, fresco y acogedor. La terraza permite disfrutar la nueva vista de Masaryk y ser preámbulo de una gran comida para cargar energías y disfrutar del piano-bar que tienen en la parte superior del restaurante. Su terraza trasera es además especialmente cómoda, cuenta con unos sillones comodísimos repletos de cojines, en una ambientación como si se estuviera de fin de semana en algún restaurante de San Miguel de Allende.
George ofrece una variedad interesante de platillos representativos del Mediterráneo. En su carta se explora la cocina española, griega, francesa e italiana, lo que representa también que siempre habrá algo para cada tipo de paladar. Esa clase de libertad gastronómica permite jugar entre cocina sin miedo a ser encasillado en un solo sitio. Por ejemplo, las Fiori di Zucca –flores de calabaza rebozadas con queso de cabra, salvia y anchoa–, son acompañadas de jitomates cherry con especias que los hace un gran complemento.
Si por algo son famosos en este lugar, es por sus risottos, en los que experimentan sin temor como con su risotto de chapulín. En esta ocasión, el elegido es el risotto di funghi selvatici –con hongos silvestres, salsa de vino y parmesano. La combinación es espectacular, ideal para un día frío de otoño y una copa de tinto de su extensa carta.
Destaca también sus distintas pizzas al horno de leña, con combinaciones familiares y algunas de la casa como la Trentino, con jitomate heirloom, aceituna Kalamata, panceta, fontina y mozarella. Todas llevan salsa rústica pomodoro que es una gozada. Por cierto, todo el pan de la casa y las pastas se preparan a diario para asegurar calidad y máximo sabor.
Por último, las estrellas del menú son los horneados a fuego lento, entre los que ya se han vuelto famosos el lechón, el pollito de leche, el cordero y el pato. Su costillar corto con puré de papa con queso manchego, jamón serrano y hongo erenji es también un favorito. Pero esperen, hay que guardar espacio para el postre, su tarta de pera –con base de semilla de amapola y amaranto–, se hornea también a la leña o que le da un saborcito especial, como además va acompañada de helado de cardamomo lo vuelve un postre redondo.
Aprovechen un día y visítenlo, no sólo para comer bien, sino para disfrutar su coctelería a base de gin y comenzar la noche en su piano-bar en la parte superior. Todo en un solo lugar.
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