Pacífica Langosta Bar

En 2003 inició una historia de éxito. En un viaje de investigación gastronómica en las costas del Pacífico —desde Colima hasta Baja California— un grupo de regios se enamoró para siempre de los sabores de la región y por ello decidieron abrir un restaurante en Monterrey.

Hoy, Pacífica es todo un clásico regiomontano que busca colocarse dentro de los favoritos de los chilangos con la reciente apertura de su ubicación en pleno Polanquito. El nombre evoca al sobrenombre que los pescadores utilizan para referirse a la calma en la costa después de un huracán —acertada manera de bautizar un lugar con ambiente relajado que recuerda a la playa por su decoración típica marina.

Apenas llegamos nos recibieron con una sonrisa y un sinfín de recomendaciones, gran preámbulo que anticipa un servicio excelente. Nos recomendaron abatir la calurosa tarde con un trago de su invención: la Margachela —un híbrido entre margarita de mango con cerveza que fue creada para la apertura de Pacífica DF. Acompañamos la exótica bebida con una tostada cabo, preparada con atún, pepino, alioli, aguacate y cebolla caramelizada, que además tiene apenas días de haber sido creada. La combinación es un combo feliz que logra calmar el calor y adentrarnos de lleno en la propuesta relajada del lugar.

De plato fuerte hay muchas opciones que se antojan y la elección es difícil. Puede ser el pulpo zarandeado al grill, los langostinos al mojo de ajo o su platillo emblema: la langosta puerto nuevo que se acompaña con frijoles, arroz y tortillas de harina. Ésta última sonó muy tentadora pero de nuevo seguimos los atinados consejos del capitán de meseros, quién nos hizo una oferta muy tentadora: ordenar un huachinango completo, preparado de tres formas distintas. Llegó a la mesa la primera: el huachinango zarandeado perfectamente sazonado para homenajear correctamente a uno de los platillos ícono de la  gastronomía de Sinaloa. Después tocó el turno al huachinango Todos Santos, relleno de marlín y bañado en salsa alioli. Terminamos la triada con una preparación clásica al mojo de ajo, digna de cualquier restaurante a la orilla del mar donde no existe preocupación alguna.

Mientras estábamos en tremendo atracón, se acercó la chef Laura Serrano para contarnos que todo el producto de mar es fresquísimo. Por ejemplo, las almejas chocolatas, el callo de hacha y los ostiones, llegan vivos directamente de Ensenada y así se sirven. La chef Serrano nos platica lo orgullosa que está del producto que maneja, porque nada es congelado, siendo ésa una de las razones de la preferencia de muchísimos clientes.

El clima de la tarde capitalina cambia drásticamente con la llegada de las lluvias otoñales, por lo que es el momento idóneo para cerrar la comida con alguno de los postres que se traen directamente desde Monterrey, el pastel de Ferrero y el panqué de plátano. Elegimos el segundo de generosa porción ideal para compartir, que además va a acompañado de dulce de leche pero sin ser empalagoso, con un toque justo de dulzor para ser maridado con el carajillo Pacífica, un digestivo compuesto por un shot de espresso y licor 43 el cual se mezcla vigorosamente en un shaker para dar la ilusión de ser una pequeña malteadita deliciosa.

Pacífica es un gran lugar para pasar una tarde de fin de semana en compañía de los amigos, puesto que todos los platillos invitan a ser compartidos con el fin de probar un poco de todo. Cuenta además con la ventaja de tener un espacio exclusivodedicado para niños donde pueden jugar, hacer manualidades o ver una película siempre vigilados para que los papás puedan disfrutar de un momento relajado.