Editorial Queremos Comer
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Sabemos bien que el verano chilango no existe, es algo donde tienes que salir vestido preparado para todo, desde un ratito de calor, pasando por un viento huracanado, una lluvia del fin del mundo hasta un constante y molesto chipi-chipi. Nunca le atinamos pero eso sí, hay algo que nos une a todos: nunca salimos con paraguas o armados de una buena gabardina.
Cualquiera que sea la razón, te hicimos una selección de bebidas para cada situación donde el común denominador es ese, los días de lluvia que invitan a quedarse en casa viendo una película, debajo de una cobijita y una taza entre las manos.
Atole
Pocos mexicanos existen que se resistan a su encanto. Se consume desde tiempos prehispánicos y la costumbre es prepararlo hirviendo masa de maíz con agua con miel o piloncillo y después puede agregársele toda suerte de ingredientes que van desde el clásico chocolate, pasando por especias, frutas o incluso, galletas marías para los más golosos. Ya desde hace siglos se le consideraba una bebida energética por excelencia por la calidad de sus ingredientes.
Glühwein
Se conoce como vino caliente y es un auténtico placer beberlo. Se acostumbra tomarlo en el invierno en Francia, Suiza, Alemania y otros países europeos, aunque en cada uno recibe un nombre diferente. Se prepara de manera relativamente fácil, hirviendo vino tinto con especias como cardamomo, canela, jengibre, clavo, cáscaras de naranja y anís estrella. Se le agrega azúcar al gusto.
Café Irlandés
Cuenta la leyenda que se inventó casi por accidente en un aeropuerto en Irlanda durante un invierno especialmente frío, cuando alguien agregó whisky al café para calentarse un poco. La receta es también muy sencilla, pues sólo debe mezclarse café americano con un poco de azúcar, después se le agrega un chorro de whisky y se termina con una cucharada de crema batida natural —no en aerosol.
Chocolate caliente
¿A quién no se le antoja un chocolatito después de llegar a casa empapado después de una noche lluviosa? Aunque es en México donde se origina el cacao, fueron los españoles quienes popularizaron el chocolate caliente como lo conocemos ahora. Se dice que durante la época de la Colonia era tan popular que Don Miguel Hidalgo y Costilla era casi un adicto a él y no perdonaba una tacita humeante.
La clásica receta indica que lo mejor es mezclar en una olla pequeña leche, canela y azúcar hasta que hierva. Por separado hay que derretir el chocolate y cuando quede fundido, agregarlo a la leche batiendo vigorosamente. Si se desea puede agregarse un poquito de vainilla.
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