Cerveza artesanal en México

La cerveza artesanal es vista por muchos como esnobismo o, cuando menos, una moda pasajera. ¿Por qué pagar 50, 80 ó 300 pesos por una cerveza cuando podemos comprar un six-pack por mucho menos?, ¿cómo se explica este movimiento?

En el vino puedes encontrar desde un tetrapack de 40 pesos hasta vinos con más de cuatro ceros en su precio. En la cerveza sucede lo mismo, sólo existe más gente que está dispuesta a beber cerveza en six-pack y botella transparente que la que está dispuesta a beber vino detetrapack. Sin embargo, el número de personas que buscan probar cervezas nuevas y aprender sobre ellas ha aumentado, aunque lentamente. Hace un año y medio, quizás dos, el ritmo de crecimiento de la industria se aceleró tanto en consumidores como en productores. Cada vez escuchamos a más gente preguntando por cerveza artesanal, así como cada mes nos enteramos sobre nuevas cervecerías. En mi opinión, ambos lados han tenido un crecimiento desordenado.

La cerveza artesanal es la reinterpretación de estilos de elaboración que se han utilizado por siglos, pero que se habían quedado olvidados por la mercadotecnia de unos cuantos productores. Su propuesta busca ampliar el abanico de opciones y estilos para que cada quien beba la cerveza que más se le antoje en el momento en que quiera hacerlo, puede ser desde una muy ligera y refrescante hasta una densa, cremosa y llena de alcohol. Actualmente la intención original de la cerveza artesanal se ha distorsionado hasta el punto en que muchos cerveceros artesanales condenan a quienes beben cerveza industrial, aún cuando eso contradice nuestra principal demanda de diversidad. Además, algunos comercializan bebidas contaminadas y con defectos que los consumidores muchas veces podemos no distinguir. Eso no debería suceder y por esas dos razones la cerveza artesanal no siempre es mejor que la industrial: ambas son parte de una gama de opciones completa y una cerveza industrial, aunque no ofrezca nada propositivo en aromas y sabores, rara vez tendrá defectos de elaboración.

Ahora bien, cuando la cerveza artesanal está hecha con los cuidados necesarios, sin duda su sabor y aroma será mucho más completo, complejo e interesante que las de una macrocervecería. En ese sentido, en México buscamos seguir los pasos de Estados Unidos y otros países, buscando nuevas variantes y técnicas de producción controladas, pero aún estamos muy lejos de lograrlo. Mientras al norte de nuestra frontera existen más de 2500 microcervecerías, en México existen quizás un par de cientos de cerveceros caseros y microcerveceros. En nuestro país hay proyectos interesantes y cervezas artesanales deliciosas, pero aún nos falta establecer controles de calidad y preocuparnos por el producto que producimos y consumimos.

Por el otro lado, hay cada día más consumidores que se animan a probar nuevas cervezas, pero son pocos los que llegan a ver el panorama completo —por falta de información, no por falta de interés—. «Ésta es la mejor cerveza del mundo», dicen algunos al probar su primer cerveza artesanal, sin tener algún punto de comparación, lo que nos demuestra que todavía no hemos alcanzado un nivel suficiente para exigir a las cervecerías elevar su calidad de producto.

Tenemos entonces un círculo vicioso: por un lado, existe un gran número de cervecerías que no dedican grandes esfuerzos a la calidad y la constancia de sus cervezas, mientras que también hay consumidores para los que es suficiente beber una cerveza que sepa un poco mejor que las cervezas industriales, porque no han tenido suficientes experiencias e información. Claro que la solución existe y está en crear fuentes de información de fácil acceso para ambos bandos.

Por supuesto que no todo es negativo. El simple hecho de que el movimiento comience a crecer es bueno, pues tendrá una escalada continua —aunque lenta— tanto en tamaño como en calidad. Además hay otras varias cervecerías que sí se preocupan por crear nuevas propuestas con los cuidados necesarios. No es casualidad que la mayoría de estas últimas se encuentren en Baja California, a unos cuantos minutos u horas de San Diego, la llamada «capital mundial de la cerveza». Esta región norteña se convertirá muy pronto en la capital cervecera de México, con fácil acceso a insumos y tecnología para elaborar sus cervezas y con un referente más evolucionado para juzgar sus propias bebidas.
Mientras esto sucede, habrá que seguir probando nuevas cervezas para formar nuestro propio criterio. En Crisanta, Cervecería Garage, puedes comenzar o escoger entre una buena lista de cervecerías en nuestra ciudad.