La luz y la obscuridad del maíz transgénico en México

09 Sep 2015

Por qué apoyar el cultivo de maíz genéticamente modificado en tierras mexicanas. O por qué impedirlo.

Por Margot Castañeda
editorial@queremoscomer.com

 

El tema lleva años debatiéndose, con notables despuntes ocasionales. Recientemente, después de que el Juzgado XII de Distrito en Materia Civil del Primer Circuito dejara sin efecto la medida precautoria que impedía el cultivo de maíz transgénico en México, el debate regresó con mucha más agresividad.

Por un lado, los cocineros del Colectivo Mexicano de Cocina, a través de un comunicado hecho en la oficina del chef Enrique Olvera, alzaron la mano para dejar clara su oposición ante la evaluación y el otorgamiento de permisos para la siembra de maíz transgénico en México. Por otro lado, AgroBIO (asociación civil a la que pertenece Monsanto, Pioneer y Syngenta entre otras) lanzó su campaña La Neta de tu Planetaque, con una imagen muy amigable, difunde información sobre los beneficios de la biotecnología agrícola. “Sí, al futuro, sí a los transgénicos”, dicen.

El debate más mucho más allá. Se involucran instituciones privadas, organizaciones ambientales, el gobierno; los agricultores y los comerciales; los consumidores, informados o no, que están a favor y en contra.

Maíz transgénico en queremoscomer.rest

Entonces, ¿qué postura tomar? ¿Que México siembre maíz transgénico es bueno o malo? Bueno, vayamos por pasos.

La búsqueda de la soberanía alimentaria
La soberanía alimentaria es la base del discurso político. Esto es la capacidad que tiene un país de producir al menos el 75 por ciento de los alimentos que consume. México sólo alcanza el 58 por ciento.

A favor: México consume 33 millones de toneladas de maíz al año, pero apenas produce 23 —el resto es importado, principalmente de Estados Unidos—. “Es bastante triste que México, el país que ha dado de comer al mundo ahora sea dependiente del maíz de su vecino del norte”, escribió hace poco el profesor de Biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia, J. M. Mulet. Que importemos maíz transgénico gringo en vez de producir y consumir más de nuestro grano nativo por supuesto que no es bueno. Sobre todo si pensamos en la posibilidad de que Estados Unidos, el principal productor mundial de OMG un día decida no vendernos más maíz. El precio se disparará. Y, recordemos, el maíz es la base de nuestra dieta, así que no nos conviene para nada estarle comprando nuestro principal alimento a Estados Unidos.
En contra: Algunos expertos, como los que conforman la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, dicen que hay otras formas de alcanzar la autosuficiencia alimentaria, como explotar el potencial productivo que representan las 25 millones de hectáreas disponibles para producir maíz nativo. El problema, aseguran, está en la ausencia de apoyos gubernamentales dirigidos al campo. “[La solicitud del permiso para la siembra masiva de maíz transgénico] no tiene fines de mejorar la calidad del maíz, sino monopolizar la semilla del maíz”, dijo para La Jornada Eckart Boege, miembro de la UCCS y coautor del libro El maíz en peligro ante los transgénicos.

Beneficios económicos y el monopolio de las semillas del maíz

A favor: AgroBio argumenta que la biotecnología agrícola incrementa la productividad (calculada entre el 10 y el 25 por ciento),reduce la pérdida (hasta en un 30 por ciento),y por lo tanto aumenta la rentabilidad de los cultivos de maíz, además de que reduce costos de pesticidas y fertilizantes no necesarios para el maíz genéticamente modificado y sí para el nativo. Esto podría significar un beneficio económico para los agricultores.
En contra: Greenpeace y científicos de la UCCS aseguran que los productores no se verán tan beneficiados económicamente, pues se verán obligados a comprarle a empresas como Monsanto las semillas genéticamente modificadas de maíz, que son mucho más caras. Y, ya que sus economías no se lo permitirán, tendrán que pedir préstamos a las corporaciones. Según este argumento, el beneficio económico es sólo para los grandes empresarios. Esto puede generar dependencia económica para los productores, no autosuficiencia.

Pérdida del maíz nativo mexicano

A favor: AgroBio asegura que los cultivos tranasgénicos y los nativos pueden convivir sanamente.
En contra: Los cocineros mexicanos están preocupados porque “el cultivo de maíz transgénico atenta contra la diversidad de nuestros maíces nativos”, como dice su comunicado. De hecho, pone en peligro su existencia. Esto significa que las más de 60 especies de maíz que tenemos en el país podrían reducirse a unas cuantas. La herencia, cultural y genética que esto representa tiene mucho peso. Está demostrado que los cultivos transgénicos contaminan los cultivos convencionales a través de la polinización, los insectos o las corrientes de aire, y por ello no pueden convivir; además de que acumulan toxinas en la tierra que, a la larga se vuelve infertil para los cultivos nativos. “La conservación de la biodiversidad agrícola se basa en el libre intercambio de las variedades, y en el derecho que tiene el campesino a guardar la semilla de su propia cosecha, como ha ocurrido desde hace siglos”, reiteran los chefs del Colectivo.

Siempre hemos comido transgénicos

A favor: Gracias a la polinización, las corrientes de aire y el intercambio de semillas entre los productores, la modificación genética es algo completamente natural. Desde hace miles de años, el cruce entre especies de maíz ocurre de forma cotidiana —de hecho, gracias a estos cruces tenemos tantas variedades—.
En contra: Este proceso natural tiene poco que ver con la alteración genética artificial, o forzada. La tecnología empleada para esto contiene inmensas dudas y efectos colaterales, como los posibles daños a la salud de los alimentos transgénicos.

Posibles daños y beneficios a la salud

A favor: AgroBIO asegura que como no existen enfermedades humanas asociadas al consumo de maíz transgénico en Estados Unidos, “debe ser un alimento seguro para comer”. Además, argumentan que sus semillas ya que fueron evaluados conforme a Ley, bajo los más altos estándares científicos que se aplican en México por la COFEPRIS y a nivel internacional por la OMS y la FAO (aunque los resultados de dichos estudios aún no están publicados en su página).
En contra: El Dr. David Schubert argumenta, en la carta que envió al Presidente de México con la intención de impedir el cultivo del maíz transgénico en nuestro país, que no podemos concluir que el maíz transgénico es inocuo, pues “la gran mayoría es usado como alimento para el ganado y para elaborar aceite, jarabe y etanol; y el maíz que sí es consumido por el hombre está en productos altamente procesados, como frituras (en contraste, en México el maíz sí será consumido de forma directa)”. Por otro lado, los fertilizantes y herbicidas usados en los cultivos de maíz transgénico pueden representar un peligro para la salud, según la Organización Mundial de la Salud, pues contiene glifosato, una sustancia química considerada como cancerígeno.

La información vuela de aquí para allá. En casos como éste, nos queda investigar lo más minuciosamente posible, y sí tomar una postura. Sí al maíz transgénico o no.

Editorial


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