Los antojitos, un clásico mexicano.

A los mexicanos nos gusta comer, y nos gusta hacerlo a todas horas. Basta de ejemplo la infinita cantidad de changarros y establecimientos –formales e informales- que abundan por cualquier rincón de la ciudad. Cada uno con su peculiar colorido, personalidad y sabor, atraen al por mayor a clientes hambrientos que no reparan más que en darse gusto al momento.

Los antojitos son parte de la costumbre alimenticia principalmente en las grandes ciudades, donde parecen una necesidad y forman  parte de la dieta cotidiana de miles de personas. Lo cierto es que también son un reflejo de nuestra idiosincrasia, muestra de ello es la creatividad en los nombres de algunas de sus especialidades, la practicidad de su preparación y la soltura con la que los mexicanos solemos instalarnos a media calle a saborear cualquier manjar urbano; aunque eso sí, parece que tenemos antojitos para cada ocasión.

Seguramente en más de una vez hemos caído en la tentación de unos sabrosos tacos preparados en la penumbra en algún puesto de la calle al salir del antro, cuando a esas horas y con el suficiente alcohol en la sangre, dejamos de lado cualquier consideración y los saboreamos con particular entusiasmo. En definitiva siempre resulta una aventura probar alimentos en éstos puestos donde encontramos alimentos en una diversidad inimaginable,  aunque la higiene en ocasiones es cuestionable, el sentido común y lo concurrido del changarro siempre sirven de parámetro; pero al mismo tiempo existen lugares que se han convertido en toda una respetable institución en la preparación de los mejores en su tipo.

Los sopes, huaraches, flautas, quesadillas, tacos, gorditas y tlacoyos, pueden ser considerados como nuestra versión nacional de comida rápida. Todos ellos están elaborados a base de maíz –blanco o azul- y  son los ingredientes complementarios los que los hacen exquisitos, su variedad es inmensa. Claro sin olvidar mencionar las salsas con las que los bañamos, las hay tan buenas y sabrosas que en ocasiones son éstas la verdadera atracción del lugar; generalmente preparan más de una para enchilar según el gusto de cada quien.

El bolillo, de influencia europea, es otro  básico que da origen a los singulares pambazos -rellenos de papa y longaniza, bañados con salsa colorada de chile guajillo-  y a las exquisitas tortas que permiten una variedad y combinación de ingredientes  ilimitada. De hecho es un antojito muy curioso por los nombres que recibe,  ya sea de personajes famosos, sucesos históricos o gentilicios como la suiza, española, o la suculenta cubana. Es cierto, todos estos alimentos parecen propiciar varios centímetros de cintura extra y algunos kilos de más cuando se consumen sin moderación y con  refresco de por medio, pero al momento de comerlos parece que viene a la cabeza el dicho de que tanto es tantito.

 
Otra variante de la considerada comida rápida  a manera de almuerzo o comida formal más sustanciosa, para los que andan trabajando y  añoran una opción económica  pero con sabor casero; es la comida corrida. Tradicional en  las fondas donde las cocineras ofrecen además de antojitos, menús de tres o cuatro tiempos a precios increíblemente razonables. Los guisados típicos son para hacer agua la boca… el cerdo en verdolagas, el pollo en pipián y  lengua en salsa verde por decir algunos, siempre acompañados de sopa y en su gran mayoría con tortillas hechas a mano.

La barbacoa, el pozole, la birria, el caldo de gallina y la pancita, sin dejar de lado las carnitas –de  nana, buche y maciza- son otros de los antojitos de extraordinario sabor, que aunque complejos en su preparación no faltan ni en los  puestos semi fijos. Particularmente la birria y la pancita acompañadas de una cerveza, gozan de buena reputación cuando se trata de aliviar las crudas citadinas.

No olvidamos los tamales tradicionales y oaxaqueños, un alimento de origen prehispánico, que acompañados de atole te deja bastante satisfecho. Ni los puestos de esquites que se instala en algún lugar estratégico por las noches, cuando de hecho son especialmente deliciosos; con suficiente mayonesa, limón y chilito piquín. La imaginación y la creatividad de los mexicanos, es tan evidente y curiosa cuando se trata de vender comida, que es posible encontrar carritos de supermercado convertidos en puestos ambulantes de tacos de canasta; jugos o hasta de cocteles de mariscos que recorren colonias enteras ofreciendo alimentos. Así como coches que han adaptado su cajuela para vender tacos de guisado en calles con alta concentración de trabajadores de cualquier nivel.

Ahora sí, los antojitos en alguna de sus variedades siempre están presentes en nuestra dieta, desde su versión más modesta hasta en el menú de cualquier restaurante de alta cocina mexicana. En Queremosocomer.com apostamos por la diversidad gastronómica, así que por ello realizamos la Guía de Antojitos Comex donde recopilamos 1000 establecimientos de antojitos en la Ciudad de México. ¡Conócelos!