Experiencias de azúcar y almendras: Canelés de Bordeaux

Con el olor a  almendra, Corynne Lepeyre, propietaria de Caneles de Bordeaux, nos recibe para charlar. Un comensal espera en el recibidor de la cafetería boutique, inmediatamente ella le sirve un espresso con un canelé, la sonrisa va de cortesía. 

Nacida en Burdeos , Francia, Corynne, nos cuenta sobre su llegada a México y su manera de descubrir el mundo de la pastelería.

“Tenía diecinueve años cuando llegué.  Mi primer trabajo fue en una primaria de Cuernavaca, ahí enseñaba a los niños artes plásticas; era una labor muy reconfortante y satisfactoria. Sin embargo, estaba en busca de un rumbo nuevo, tenía que hacer algo aún más satisfactorio. Toda mi formación académica estaba basada en las artes plásticas y no conocía más allá, mucho menos  el mundo de la respostería, pero sabía que podía enfocar mis conocimientos en ella, buscaba complacer  los sentidos de las personas; fue así como decidí asociarme con un amigo chef repostero para  crear Canelés de Bordeaux” nos comenta Corynne.

¿En dónde aprendiste a cocinar?

Confieso que no soy chef, pero me gusta demasiado la cocina. Mi madre no cocinaba, la que lo hacía era mi abuela, sin duda, ella me enseñó infinidad de recetas. También aprendí que no sólo es necesaria una técnica correcta, también se requiere de ganas de hacerlo y dedicación. Te das cuenta cuando los alimentos se cocinan con tesón, el sabor es totalmente distinto.

Cuando abrimos la cafetería, al principio éramos cuatro personas, poco a poco la gente se familiarizaba con nuestros productos, nos daba muchísimo gusto cuando nos felicitaban por lo autenticidad de los sabores.

Ella nos expresa que trabajar con un chef mexicano, ha sido una de sus experiencias agradables, pues le sorprende la habilidad con las manos y el ingenio que los caracteriza.

Dedicación y esmero

La decoración de Caneles de Bordeaux es sobria y con un toque parisino. Se pueden ver docenas de macarons acomodados meticulosamente. Los canelés resaltan por su peculiar color marrón. Sobresale una pared con una decoración vintage en tonos negros y blancos.

Lepeyre, quien demuestra su gran destreza por las artes plásticas, nos comenta  que disfruta hacer las cajas para los dulces de almendra, ella misma diseñó las cajas de cristal con detalles de cuero. 

Vivir con lo que tienes

“Me encanta estar en contacto con la naturaleza, por eso me gusta vivir en México, porque su gente sonríe todo el tiempo, no se  puede vivir en un lugar en donde sus habitantes no sonrían. En Francia, las personas son muy difíciles. Me defino como una mujer sencilla que se adapta a lo que tiene. No busco a mi país aquí, por eso voy cada año y convivo con mis seres queridos;  cuando estoy de regreso, realmente me enfoco a disfrutar la ciudad: como lo que está a la mano y salgo en mi bicicleta para no contaminar.

Por ello, se adapta a los ingredientes que tiene a su entorno. “Sin dudarlo, la vainilla tenía que ser de Veracruz, no podía pedirla de otro lugar, sólo importo el ron, es un ron ámbar que lo importamos de la Martinica.

Para repostería, ¿sólo la francesa?

Creo firmemente en que cada cultura se ve reflejada en su comida; por lo tanto, para mí no hay mejor que otro, simplemente cada una tiene sus diferencia, y por supuesto, no hay comparación entre ellas. 

A dos años de haber abiertoCaneles de Bordeaux, Corynne se destaca por su gran entusiasmo, amabilidad y amor por México, aprendió a disfrutar de los sabores de la cocina mexicana en compañía de sus amigos y familia.  Es un ejemplo de cómo la dedicación puede abrir puertas en donde sea : “Hay que creerse lo que eres, ser constante, dedicado y sonreír en la vida”.