Doce propósitos culinarios de Queremos Comer.

13 Dic 2013

Para mejorar nuestra vida alrededor de la comida.

Mecenas Colectivo (mecenasc@gmail.com)
editorial@queremoscomer.com

 

Un año es un ciclo de vida. Desde siempre, la humanidad ha seguido el patrón del cambio y la renovación de la naturaleza, y así hemos formado una concepción del tiempo ordenado, como una repetición de sucesos y ciclos establecidos que tienen un principio y un fin. Los años nos sirven no solo para medir el tiempo del existir, sino también para darnos un descanso en nuestro ajetreado ir y venir, para descansar, renovar, planear, renacer y vivir el inicio de un año como un cambio de era personal, donde encontramos una buena oportunidad para mejorar nuestros hábitos de vida y claro, para desear un mejor porvenir.

Doce propósitos cukinarios de Queremoscomer.rest

Así, en la antigüedad surgieron los rituales para despedir al año que termina y renovar las energías. Los babilonios —que fueron los primeros en celebrar el inicio del año, aunque éste era en primavera— crearon la costumbre de hacer propósitos de año nuevo, el más popular era el de renovar las herramientas agrícolas. Los romanos —primeros en definir el inicio del año el primero de enero, según el calendario gregoriano— hacían el propósito de pedir perdón a sus enemigos y los ingleses solían pronunciar solemnes juramentos al jabalí —como símbolo de fertilidad y prosperidad.

Como hecho cultural, esta costumbre se ha extendido hasta el mundo occidental, trascendiendo milenios hasta ubicarse en nuestros días. En el México actual acostumbramos rezar doce propósitos durante la fiesta del año nuevo —uno por cada mes del año—, aunque casi todos nuestros deseos se identifican con lo físico y visible: bajar de peso, conseguir un mejor trabajo, ganar más, comprar un coche, etc. Por eso, en Queremoscomer.rest hemos pensado en darle un giro y establecer propósitos que tengan mayor significación y que influyan positivamente no solo en nosotros mismos, sino en nuestra sociedad y en el medio ambiente. Todo a través de la alimentación y el goce de la comida.

12 uvas en queremoscomer.rest

1.    Recordar que somos lo que comemos, comemos lo que somos y siempre podemos ser más, comiendo mejor. La agricultura orgánica no es una práctica nueva —inició en la década de los cuarentas—, pero es un movimiento en boga en nuestro país. Los alimentos orgánicos aseguran estar libres de pesticidas, herbicidas y fertilizantes artificiales y esto los convierte en más seguros y saludables que los alimentos convencionales, además de que por el hecho de ser más naturales, pueden ofrecer mejor sabor. No queremos que te alimentes únicamente de productos orgánicos, pues por diversas razones es imposible —costos, accesibilidad, etc.—, sin embargo, podemos tomar lo mejor de esta tendencia y aplicarla a nuestros hábitos: comer lo más natural posible, comprar productos frescos, evitar los procesados y sobretodo: poner atención al origen que tienen los alimentos que consumimos. Mientras más sepamos sobre ellos —su procedencia, procesos, tiempos, productores, etc.— será mejor. La comida debe alimentarnos con lo mejor que tiene, en su forma más natural posible.

2.    Perdonar al tiempo, cocinar más, comer sin prisa, olvidarse de la comida rápida. A veces sentimos que nuestra vida corre más rápido que un tren bala, pero la comida es tan importante, que merece su propio espacio dentro de nuestro tiempo diario. Para disfrutar más y nutrirnos mejor, el propósito es regalarnos momentos dedicados al goce de lo culinario, tomarnos al menos una hora para comer y procurar cocinar lo más posible (o pedirle a alguien que cocine por nosotros). Huir de la comida rápida —que no nutre y demerita cualidades—, de los alimentos procesados y precocinados. Respetar la sagrada hora de los alimentos, sin excepción.

3.    Comer de todo, decir que no a las dietas insufribles y sí al equilibrio. Armonizar la vida en mente, cuerpo y alma a través de los alimentos es una sabiduría ancestral que ve a la alimentación como un medio para alcanzar una vida más allá de lo corpóreo. Comer nos nutre y restaura, nos enriquece. Las dietas restrictivas hacen más daños que beneficios, lo mejor es comer de todo y equilibrar en cantidades, siempre tomando en cuenta lo que le cae bien o no a nuestro cuerpo.

 


4.    Darle una segunda o tercera oportunidad a los alimentos de la lista negra. Siempre hay algún alimento que no nos gusta por razones diversas, pero es cierto que el gusto cambia y se adapta al contexto en que se degusta un alimento. Es probable que lo que no nos gustaba en la infancia sea disfrutable en nuestra adultez. Solo hay que atreverse a probar de todo un poco.

5.    Decir adiós al monopolio del azúcar. Olvidarse de los refrescos y las bebidas azucaradas, huir de las golosinas que no nos nutren. Vivir sin exceso de azúcar es más fácil de lo que parece, saciando antojos jugos de frutas frescas, panecillos caseros y endulzantes naturales. Combatir a la obesidad en nuestro país comienza aquí, con sencillos propósitos.

frutas en queremoscomer.rest

6.    Explorar más, probar las nuevas —o viejas— propuestas de comida. La comida se reinventa sola todo el tiempo, nunca deja de innovarse en temas gastronómicos, así que será bueno atreverse y probar de todo. Viajar por la ciudad y dejarse llevar por recomendaciones o explorar por nosotros mismos la vasta oferta culinaria de nuestro país. No dejar de conocer. Aprovechar los festivales culturales que se organizan a lo largo del año —Morelia en Boca, Corredor Cultural Roma Condesa, Bazares, Pop-ups (comidas itinerantes)— y formar un criterio propio que solo se logra comiendo y volviendo a comer.

7.    Compartir más, construir buenas memorias.
La comida sabe mejor cuando se comparte, no hay duda. Una de las mejores formas de crear buenos momentos con nuestros seres queridos es compartiendo la mesa y gozando de la experiencia más compleja de la naturaleza humana, que es la alimentación. Usar a la comida como pretexto para reunirse y gozar más de las oportunidades para compartir comidas únicas en compañía perfecta, ya sea visitando restaurantes o cocinando en casa. Crear comunidad a través de la comida.

8.    Desperdiciar menos, aprovechar más.
La comida es cosa seria. Hay que respetarla, cuidarla y consumirla con prudencia, sin desperdicios. Tomar consciencia de la sociedad en la que vivimos, donde personas con hambre crónica se encuentran en cifras alarmantes. No queremos iniciar una fundación en pro del hambre en el mundo —aunque no estaría mal—, sino que desde la mesa ayudemos a que exista una mejor repartición del alimento.

9.    Apoyar al planeta y a las personas con nuestras decisiones de consumo. Los productores (ganaderos, agricultores, queseros, etc.) hacen un trabajo maravilloso y loable que nos permite gozar de las mejores cualidades de la comida. Apoyarlos, usar las formas que existen para comprarles directamente sus productos a precios justos. Crear relaciones con ellos, nutrirse no solo de sus productos, sino de su sabiduría y sus consejos. Aprovechar los bazares, los mercados y los eventos itinerantes que se organizan para que podamos acercarnos a productores cercanos a nuestra localidad. Avanzar hacia un sistema de sustentabilidad y consumo justo. Acercarse a los huertos urbanos, investigar más en los mercados, involucrarse. 

10.    Informarnos más, involucrarnos en algún movimiento de comida. RawFood, LocalFood, Vegan, MeatFreeMonday. Existen muchos movimientos de alimentación en el mundo. No solo se trata de matar al hambre o de comer menos para verse mejor. La comida tiene poderes mágicos que alimentan al cuerpo, a la mente y al espíritu y nos ayudan a lograr nuestros propósitos en vida. Averiguar sobre las corrientes de comida: raw food, veganismo, vegetarianismo, locavore, meat free monday, ayurveda, etc. Quizás nos guste alguno y decidamos dar un giro radical en nuestra forma de comer.

11.    Ayudar a quien lo necesita. Siempre hay alguien en situación de necesidad extrema. La colectividad es la mejor herramienta para combatir problemas sociales y catastróficos y a través de la comida siempre hay formas de aportar ayuda valiosa. Investigar cómo podemos colaborar al mismo tiempo que disfrutamos de comer. Proponernos el regalar un desayuno a alguien en situación de calle con Café Pendiente o apoyar a desamparados por catástrofes naturales con Chefs al Rescate. Hacerlo por nosotros y por los demás.

12.    Apoyar a la comunidad, ser un buen comensal. Contribuir al crecimiento de la industria gastronómica en México es muy sencillo: siendo buenos comensales, productores, restauranteros, cocineros. Hagamos bien nuestro papel, hablemos bien del trabajo bien hecho, exijamos más.

reloj de fin de año en queremoscomer.rest

 

Editorial


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