Reciclaje en la cocina

Uno de los grandes problemas que acecha a cualquier gran ciudad es el cómo lidiar con la generación de residuos. Pero cuando una ciudad como el DF alberga una octava parte del total de la basura que se genera en todo el país, la cosa se complica.

No siempre fue así, pues hasta hace apenas 60 años el habitante promedio generaba 0.37 kilogramos de basura al día, en contraste ahora la cifra es de 1.4 kilogramos por persona. Es decir, por sí sola la Ciudad de México es responsable de crear 12,000 toneladas al día de residuos, de los cuales el 47% proviene enteramente de nuestros hogares y el 94% se va entero al relleno sanitario del Bordo Poniente. Ante la urgencia del problema, en 2004 se creó la Ley de Residuos Sólidos del Distrito Federal, que obliga a cada ciudadano a separar los residuos en orgánicos e inorgánicos.   

Más allá de leyes e iniciativas generadas por el gobierno, es imperativo que como ciudadanos tomemos cartas en el asunto y comencemos a reciclar en casa. ¿Cómo empezar? La forma más sencilla es aplicar las tres R: Reducir el consumo de alimentos procesados y comprar más alimentos frescos sin empaque. Reutilizar los artículos antes de deshacernos de ellos y Reciclar, teniendo como condición inicial la de separar la basura para que a través de diferentes procesos se puedan elaborar nuevos envases, empaques y productos.

¿Cómo podemos ayudar? Aquí algunas ideas que facilitarán la tarea del reciclaje en casa, un hábito que debemos considerar imperativo ante las circunstancias:

Aceite

Es uno de los residuos más contaminantes en la cocina. Lo peor es que éste comúnmente se arroja directamente en la coladera, lo que provoca que se tapen los drenajes y a la vez facilita las inundaciones. ¿Qué hacer entonces con él?, ¡guárdarlo! Al terminar de freír algún alimento,  lo mejor es vaciar todos los sobrantes de aceite en un frasco de vidrio con tapa y dejarlo en la cocina, etiquetado. Una vez lleno, contactar a Biofuels México que es una empresa que se encarga de reciclar el aceite para convertirlo en biodiesel. Ellos se harán cargo del resto.

Pan

Seguramente te parecerá familiar la situación: después de que todos en casa cumplieron su antojo de cenar un pan con leche, al día siguiente nadie quiere ese pan que se hizo duro. Bien, pues ¡no lo tires a la basura! Guarda en una bolsa todo el pan que nadie quiere y cuando haya suficientes, muélelos en un procesador de alimentos para obtener pan molido y con él empanizar carnes, verduras o cualquier alimento. También puedes utilizar el pan viejo en recetas clásicas como las torrijas, el pan francés o la capirotada o cortarlo en cubos y hornearlo con aceite de olivo, polvo de ajo, pimienta y sal para hacer crutones.

Residuos inorgánicos

El primer paso es separarlos correctamente, afortunadamente hay muchos botes de basura que facilitan la tarea de dividir la basura en vidrio, cartón, pet, aluminio, papel, tetrapack y electrónicos.

Hay una iniciativa en el DF llamada el Mercado del Trueque que busca rescatar la costumbre prehispánica de canjear cosas por otras. Claro que aquí en vez de cambiar semillas de cacao por pescado, podemos usar la basura como moneda de pago y “comprar” productos agrícolas locales.

En el Distrito Federal los residuos se dividen en: 43% orgánicos, 18% papel y cartón, 8% vidrio, 9% plástico, 7% sanitarios, 5% aluminio, 2% ropa vieja, 2% de fierro, 1% latas y 5% objetos diversos. Esto nos indica que el más del 80% son reciclables, pero la realidad es que solo se aprovecha el 2.5% del total de los residuos sólidos  y muy poco de los residuos orgánicos. Si se aprovechara la totalidad de los residuos orgánicos e inorgánicos, sólo produciríamos el 17% de la basura que actualmente generamos. La tarea es titánica pero no imposible, para lograrlo se requiere del compromiso de todos los ciudadanos por hacer de la cultura del reciclaje una práctica cada vez más común que se genere a diario en casa. Hay que poner el ejemplo.