Llegar es una pesadilla, pero ya que se logra sortear los ríos de compradores y ambulantes en las calles, el lugar es bastante agradable (ojo, está en un segundo pido así que hay que estar alertas para no pasarse). La comida es deliciosa y la atención excelente! Recomiendo ampliamente el kepe charola con jocoque seco y las hojas de parra. Dejar espacio para el postre (cualquiera de los que ofrecen son muy buenos) acompañado de un café árabe.