El año pasado decidimos celebrar nuestra comida de Año Nuevo y Navidad en Dallas.
Además de la poca cortesía de las personas, se nos negó el servicio porque estaban "muy ocupados". Nos dejo desencantados y sin ganas de regresar.
Por falta de tiempo y de opciones, tuvimos que cotizar en otros lugares y decidimos darle otra oprimidas a Dallas. Este año, nos atendió la señorita Cristina Martínez, quien nos convenció de quedarnos. Gran cambio de personal y de experiencia
A mi me pareció un lugar divertido. Festejamos el cumpleaños de mi novia y nos la pasamos bien. La barra se me hizo completa y la comida buena. Coincido con la parte del estacionamiento. Es un lugar para pasarla agusto, pero no uno de grandes lujos. Lo recomiendo.