Habla muy mal de un restaurante que no tengan la mesa de una reservación lista para la hora especificada.
Al pedir el vino no se nos avisó que tenían únicamente dos botellas de ese en particular.
Los tacos de lechón llegaron muy fríos.
De los platos fuertes, el lechón y el pollo estaban secos.
Muy buena coctelería y selección de mezcales.
La comida es una nueva propuesta de comida mexicana que me sorprendió y el lugar es precioso, una antigua casa restaurada con vista al convento del carmen. ¡Lo recomiendo mucho!