Chocolates, manzanas con clavos o cucharas de madera

Ya sabemos que la historia de San Valentín es algo ambigua, que existen varias versiones y que no conocemos el origen exacto de la celebración, pero sabemos que es una costumbre anglosajona que ha ido esparciendo sus inciertos y múltiples significados por todo el mundo. En México es un día muy bueno para los restaurantes, las florerías, las cafeterías, los cines y otros lugares, pero hoy nos preguntamos cómo celebran al amor otras culturas, aunque no tenga nada que ver con este día. Hicimos una selección breve de lo más interesante que encontramos:

Irak:

Ya de por sí Irak es un país que se distingue por sus enormes diferencias culturales contrapuestas a la cultura occidental y quizás por ello es tan atrayente para muchos el conocer su forma de vida, sus espacios y sus tradiciones. San Valentín no es una festividad relevante para ellos, pero sí tienen sus propias formas de «celebrar» al amor. Aquí el amor se representa con una manzana roja clavada con varios clavos de olor, pues es el símbolo de la historia de Adán y Eva. No hay chocolates ni copas de vino, vaya, ni siquiera es posible que un par de enamorados se coja de la mano, pues se considera un «escándalo callejero» digno de multas.

Japón:

Con su gran curiosidad por la cultura occidental, los japoneses han adoptado la celebración de San Valentín, pero en su propio estilo. Durante este día, las mujeres acostumbran regalar chocolates a los hombres, pero el tipo de chocolate muestra qué intención tiene ella hacia él. Los giri-choko (giri significa obligación) no llevan asociación romántica y se regalan a amigos, jefes o compañeros. Los honmei-choko se regalan a los novios, amantes o esposos, son especiales porque además suelen hacerse a mano por ellas.

Verona, Italia:

La ciudad que fue testigo de la historia de amor que ha transcendido al espacio y al tiempo (Romeo y Julieta de Shakespeare) es conocida por su esencia romántica. Siguiendo las descripciones que se hacen en el libro de Shakespeare, los veroneses situaron la casa de Julieta en la Via Cappello, 23 y durante años, la paredes del patio de la casa y los pasillos se han ido llenando de miles de mensajes de amor que la gente escribe sobre papeles y deja incrustados entre las piedras, esperando que sus sentimientos lleguen de forma indirecta a sus dueños. Además, está esa creencia de que quienes quieren encontrar o cambiar de pareja, pueden tocarle el pecho derecho a la estatua de Julieta que está en el jardín para atraerse suerte.

Corea del sur:

Los coreanos adoptaron la costumbre japonesa de regalar chocolates con significados el 14 de febrero, pero le añadieron un toque más. Ellas regalan chocolates a ellos el 14 de febrero y, si ellos corresponden al amor de ellas, regresan el detalle el 14 de marzo («día blanco») con más chocolates. Pero un mes después ocurre el «día negro», el 14 de abril, cuando las personas que no recibieron chocolates en febrero ni en marzo van a un restaurante a comer fideos negros (preparados especialmente para la ocasión) como una forma de lamentarse su condición de solteros.

Kawasaki, Japón.

Quizás esta sea una de las celebraciones más controvertidas —y divertidas— del mundo: Kanamara Matsuri es el festival del pene que tiene lugar en la localidad de Kawasaki durante la primavera, el primer domingo de abril. Hay un desfile de altares con penes de grandes dimensiones y las parejas asisten al festival porque la tradición dicta que el festival brinda armonía y fertilidad en los matrimonios. En los alrededores se vende comida de todo tipo con formas fálicas. 

Gales, Reino Unido:

Aquí no existe San Valentín, pero sí Santa Dwynwen, considerada como patrona de los amantes y su celebración se da el 25 de enero. La historia dice que este día Santa Dwynwen se enamoró de Maelon, pero su padre le prohibió el amor y le obligó a casarse con alguien más. Entonces Dwynwen rezó para que su memoria fuera borrada y así poder olvidar a Maelon. Su petición fue tomada tan en serio que Maelon se convirtió en un bloque de hielo y para salvarlo, Dwynwen sacrificó su vida y la entregó a Dios. Con esta historia no hay chocolates ni rosas como regalos de amor, aquí las parejas se regalan cucharas de madera talladas —y decoradas al gusto— que llaman «lovespoon» (cuchara del amor).