Cuatro peligros blancos en la alimentación

Refinados y poco nutritivos: ¡hay que evitarlos!

14 Mar 2014

Mecenas Colectivo
mecenasc@gmail.com

blanco

 

Sal refinada.

 

 

La sal refinada es cloruro sódico puro —con importantes niveles de toxicidad— con añadiduras de yodo —tóxico cuando sobrepasa los niveles mínimos de consumo— y flúor —un elemento radioactivo—, pero no contiene los minerales y otros oligoelementos presentes en la sal natural —tanto la de mar como la que proviene de las montañas—, que contiene 84 elementos que compone el cuerpo humano en su proporción exacta. Son dos productos completamente distintos. El alto consumo de sal refinada aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares graves. En cambio, la sal natural resulta nutritiva, aunque también debe consumirse con moderación. Es mejor evitar a toda costa la sal refinada y los productos procesados que están hechos con altas dosis de este alimento peligroso. 

 

Azúcar refinada.

No se puede considerar como un alimento, pues es una sustancia química pura. Esto debería ser suficiente argumento para evitar su consumo. Es extraída de fuentes vegetales como la caña de azúcar o la remolacha, pero en la extracción se desecha la fibra y las proteínas y se conserva únicamente el jugo. Después se añade cal viva para que ocurra una reacción alcalina que «limpia» el jugo extraído, pero a su vez elimina casi todas las vitaminas. Luego se añade dióxido de carbono para acelerar la cal y después el líquido pasa por tubos que lo serraran de impurezas para más tarde pasar por un tratamiento más con sulfato de calcio y ácido sulfúrico que decoloran (de ahí el blanco). El azúcar refinada proporciona energía, pero no aporta ningún nutriente de ningún tipo y, por la manera en la que se consume, es causante de obesidad, caries, y desequilibrios alimenticios. Es mejor evitarla y consumir edulcorantes naturales (miel) o el azúcar contenida en frutas y verduras.

 

Harina refinada.

Es casi puro almidón y contiene a penas una pequeña fracción de los nutrientes del grano original (trigo). Los tratamientos químicos que se llevan a cabo sobre el grano de trigo para producir el harina refinada dan como resultado la formación del aloxano, un subproducto que, está demostrado, es causante directo de diabetes al hacer girar enormes cantidades de radicales libre en las células pancreáticas beta —productoras de insulina—, destruyéndolas. Así que el harina refinada contiene una peligrosa toxina que no es bueno consumir. Cuanto más fina y más blanca es el harina, menos fibra, vitaminas y minerales contiene. Es mejor evitar el pan blanco y preferir el pan de centeno y el pan integral. 

 

Arroz refinado.

Según estudios de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, el arroz blanco causa bruscos aumentos en los niveles de glucosa en la sangre, lo cuál influye directamente en la aparición de la diabetes. El arroz natural (integral) se convierte en blanco (refinado) a través de un proceso de refinamiento, donde se retira la capa exterior y el germen y queda solamente el endoespermo, que consiste principalmente en almidón. Estos mismos estudios detectaron que las personas que comen cinco o más porciones de arroz refinado a la semana tienen el 17% más riesgo de diabetes que aquellos que consumen menos de una porción al mes. Entonces, es recomendable reemplazar los granos refinados por granos integrales. 

 

 

 

 

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