Alacena, @AlacenaCC
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Acaba de publicarse un libro de la autoría de Victoria Clark y Melissa Scott que contiene los detalles de los platillos favoritos de algunos de los dictadores más famosos en la historia mundial. "La cena de los dictadores: una guía al mal gusto para entretener tiranos", contiene detalles del análisis culinario al que fueron sometidas las biografías de los seres más despreciables de la historia. Estos son los antojos más raros:
Adolf Hitler y la paloma rellena de lengua e hígado
El dictador alemán solía llevar una estricta dieta vegetariana debido a los múltiples malestares estomacales que lo afectaban. Entre ellos, flatulencia y constipación crónica lo que lo hacía ingerir hasta 28 medicamentos diarios para evitarla. Pero eso no impedía que de vez en cuando comiera su platillo favorito: paloma rellena de nueces, lengua, hígado y pistaches. Aunque cuenta la leyenda que para el final de la guerra su condición gástrica era tan mal que lo único que comía era puré de papas y caldo.
Benito Mussolini y su tazón de ajo crudo
El italiano prefería algo más simple, un tazón de ajo crudo aderezado solamente con limón y aceite. El lo amaba y decía que era bueno para el corazón pero su esposa lo detestaba, tanto que lo hacía dormir solo mientras ella se dormía en el cuarto de sus hijos.
Muammar Kaddafi y el camello
Su platillo favorito era el couscous con carne de camello, es más, también era un fanático de la leche de camello. Al igual que Hitler, padecía de flatulencias incontrolables y se dice que se debían a la leche de camello. En una ocasión, el primer ministro inglés Tony Blair fue a visitarlo a su tienda donde rechazó un vaso de leche de camello para evitar sufrir él mismo de las flatulencias tan fuertes que provocaban.
Kim Jong-Il y la sopa de carne de perro
El dictador norcoreano era un amante de la comida en todas sus variedades. Pero una de sus excentricidades era tener un empleado que se dedicaba únicamente a prepararle el paltillo japonés fugu, el cual se prepara rebanando finamente el pez globo el cual está lleno de veneno y si se rebana mal puede matar al comensal. Kim Jong-Il quería todo lo rico en este mundo sin importar los costos: cerdo danés, caviar iraní o mangos de Tailandia. Tenía una cava con 10,000 etiquetas y miles de botellas de Hennessy, puesto que era su mejor cliente. Solía comer regularmente sopa de aleta de tiburón y sopa de carne de perro que se supone le brindaba virilidad e inmunidad.
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