Por Claudia Luna
editorial@queremoscomer.com
Muy temprano con el traje pulcro y los zapatos relucientes, Rafael Jacobson nos recibe en el salón de té Balmoral.
Rafael proviene de una formación con más de 38 años de experiencia en la industria hotelera. El hotel Camino Real lo vio iniciar en este camino; posteriormente comenzó a viajar por la república mexicana.
Del tingo al tango
"Me acuerdo que cuando era chavo, me fui a terminar mis prácticas a Puerto Vallarta, ahí duré un tiempo y me regresé a la Ciudad de México; tuve la oportunidad de estar como gerente en el hotel Galería Plaza. Después me fui a un clima más frío, a Querétaro y de ahí me pasé a Guanajuato. Te puedo decir que en ese tiempo en el que comencé a viajar muchísimo, y no por presumir, me enamoré más de México. Conocí sus carreteras y pueblos, al mismo tiempo mi carrera empezaba a crecer y yo le tomaba más cariño y entrega. Yo no sabía lo que se vendría después."
Viajar acompañado
¿Y tu familia? "Fíjate que fue bien difícil traer a mis hijos chiquitos del tingo al tango, era desgastante para ellos; se sentían desadaptados. Por ellos decidí establecerme en el D.F. Gracias a esta decisión fue como mi vida se tornó diferente. Me di cuenta que no sólo era mi vida, también era la de ellos. Poquito tiempo después, me eché al ruedo y decidí hacer mis primeros pininos como restaurantero independiente, pero no me agradó. Preferí trabajar en grandes restaurantes ya establecidos y hacerlos míos, es decir, posicionarlos, darles una cara y personalidad. También poco a poco, mis clientes, que ahora prefiero llamarlos como amigos, pues son mis amigos, me identificaban y me buscaban mucho. Ellos fueron clave en mi desarrollo profesional.
Presidente de un grupo
Su larga trayectoria se complementó cuando entró como gerente de distintos restaurantes del Grupo Presidente. "La Chimenea fuel mi primer restaurante a cargo, afortunadamente la gerencia me vio con buenos ojos, y gracias a las recomendaciones y buenas referencias de mis clientes, me mandaron a dirigir la familia del restaurante Frutas y Flores; después vino Au Pied de Cochon y por último Balmoral en el año 2000.
"Debo confesar que me dio un poco de temor saber que entraría a un salón de té, pues nunca había tenido la oportunidad de trabajar con la bebida. Había trabajado con el café, pero no con té. Sin embargo, no me quedé con las ganas de investigar; leí mucho acerca de dónde viene, cómo se cultiva y cómo servirlo. Lo más gratificante fue saber que a pesar de incursionar en un área nueva, mis amigos me siguieron y me apoyaron. Me buscaron y desde entonces llevo 12 años atendiéndolos como debe ser, es más, gracias a la tecnología puedo estar en contacto con ellos a través de mi Twitter (@Jacko_55). Cuando salen de viaje, antes de regresar a México me hacen reservaciones desde España y Francia, imagínate lo delicioso que es mi trabajo."
¿El éxito de un restaurante en qué radica?
"Muy fácil, se trata de amar al trabajo. Yo siempre lo comparo con una mujer; debes dedicarle tiempo la mayor parte del día, comprensión y, por qué no, enojos. También es saber que tienes algo que producir, dar, por y para la humanidad; no sólo recibir dinero cada mes. Nosotros somos gerentes de restaurante, no mayordomos. No debemos de estar paraditos nada más viendo entrar a la gente. Aquí yo tengo una regla: No hay números de mesa o de comensales… hay amigos. No hay turno de la tarde, mañana o noche. Aquí tampoco hay meseros, mayora, garrotero, todos somos personas con nombre y somos Balmoral: un esquipo y una familia. Somos trece familias que vivimos en este restaurante, pues sé que detrás de cada uno de los integrantes de mi familia, existen más personas llamadas, mamá, papá o hijos."
¿Las responsabilidades se comparten?
"Cada quien tiene su responsabilidad; sin embargo, cuando algo se atora, las manos sobran para ayudarnos y sacar adelante nuestro servicio El resultado: la cara de satisfacción de nuestros amigos en la mesa. Apapachar y tender una sonrisa para aquella persona que nos visita desde lejos o cerca es mi misión como gerente y mi responsabilidad como ser humano."
Rafael es un hombre comprometido con su trabajo, ama su profesión y servir a sus amigos que lo visitan. No cabe duda que cuando se quiere dar un excelente servicio, se puede.
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