Issa Plancarte (@issaplancarte)
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El chef Diego Pérez Turner es uno de los personajes consentidos en la Condesa, siempre se le ve de buen humor, a bordo de su bici o caminando junto con su perro en las calles de aquella colonia. Es un tipo que cae bien de inmediato, de esos con los que se antoja ir a echarse unas cervezas y platicar de todo y de nada. Él es el responsable de uno de los restaurantes más ricos del DF y uno de los secretos mejor guardados del rumbo, Temporal.
La historia de su nombre, según Diego es esta: “Hace alusión a el hecho de que el menú lo cambiamos con las temporadas. Pero más a lo cambiante, a transformarnos, a no quedarnos en lo mismo, a no acostumbrarnos, a nuestra naturaleza cambiante. Cada vez que pienso en 'Temporal' y desde que se me ocurrió el nombre es más por lo tormentoso. A mí me gusta más pensar en un temporal no como algo negativo, no como mal clima si no como algo con mucha fuerza, intenso y potente. Como esas relaciones amorosas que tormentosas y apasionadas. Hace un poco referencia a todo lo padre, fuerte, intenso y dinámico que es el trabajo dentro del restaurante”.
Es un lugar muy amplio, sobriamente decorado en madera, se siente casi masculino. Lo primero que llama la atención es el buen playlist, no hay covers en bossa nova ni música de restaurante genérica, esta compuesto por buen rock, de ese que terminas tarareando al saborear tu comida sin que te des cuenta. Siempre se agradecen las buenas listas de música, que además, son curadas por el chef.
Como parte del menú de invierno, destacan los ingredientes propios de la estación. Al tener un clima más bien bipolar que va del frío extremo al calor veraniego en un mismo día, el chef ofrece opciones de entradas calientes y frías para acomodar cualquier antojo. Destaca la tostada de mantarraya con jícama, jengibre y mayonesa de habanero y aguacate, como para echarse un trago de su impresionante barra de coctelería. Si lo que apetece es más bien algo calientito, los ñoquis de papa con salsa de queso gorgonzola son perfectos, como para pedirlos para llevar e irlos a comer frente a una chimenea mientras que se escucha buen jazz de fondo. Increíbles. Me quedé con antojo de probar la sopa de castaña con la receta de la familia Turner, suena algo muy inglés y perfecto.
De segundo, el besugo con salsa de perejil y tortitas de verduras de invierno es grandioso. Es un plato sencillo pero repleto de sabor y una manera de exponer en un plato de qué trata el respeto a las estaciones de Temporal. Después. Un estofado de cachete de res con salsa de cerveza oscura y puré de papa, el cual lleva un tiempo de cocción de 8 horas para hacer una carne suavecita.
De postre, una buena tarta de limón, sin pretenciones, puro sabor. Un gran recordatorio para detenerse de la vorágine del consumismo que impone que los productos tienen que estar disponibles todo el año y mejor probarlos en su época, cuando su sabor es el máximo y la experiencia será gloriosa.
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