Me encanta sentarme en la calle de Alfonso Reyes en la condesa a saborear mi helado, viendo pasar a la gente con todo el tiempo del mundo. Generalmente siempre los como a probaditas… queriendo prolongar lo más que sea el momento de saborearlos.
Los helados a los que estoy haciendo referencia son hechos a mano, los que conocemos como artesanales… porque no cuentan con un sistema industrializado y sus ingredientes son naturales y sin conservadores artificiales. Los hay de maracuyá, tutifrutti, plátano y una amplia variedad de frutas ya sean de leche o de agua…y desde hace años se venden en famosas neverías de antaño como Roxy en la condesa y La especial de París en Insurgentes Norte, que data de la época de la revolución.
El origen del helado se remite a China, en concreto a la dinastía Tang (800 AC),en donde utilizaba el hielo como alimento. El uso era de manera sencilla mezclándolo con frutas y néctares, a manera de sorbete, siendo así como se inicio el consumo de este nuevo alimento. Fue al paso de los años que se fueron integrando nuevos ingredientes como el huevo, sal, licores, semillas, etc. para dar paso a los helados que hoy en día conocemos.
Se cree que fue Marco Polo en una de sus tantas expediciones a China quien descubrió esta receta, misma que introdujo a Italia alrededor del año 1320. El nuevo postre empezó a ser aceptado en la gastronomía italiana trayendo con ello la tradición del Gelatto (helado en italiano) y sus gelatterias, que hoy también se extienden por todo el mundo y la ciudad de México por suerte no ha quedado exenta para todos aquellos que gustan de este postre.
La versión del descubrimiento de Marco Polo, así como la manera en que se extendió el consumo en Europa; principalmente en países como Francia, España e Inglaterra son consideradas leyendas en donde se involucra a personajes como Catalina de Medici y Carlos I entre otros, pero en si, no se ha encontrado documento histórico que las sustente de acuerdo a lo publicado en el libro "Helados: La guía definitiva".
Existe la teoría que fue a través de Inglaterra que el helado llego a América durante la época de la colonia y llego a ser postre predilecto de presidentes como George Washington y Thomas Jefferson. Fue en Estados Unidos que comenzó la producción industrial de este postre, en el año de 1847; gracias a una maquina inventada por una mujer llamada Nancy Johnson. De esta manera se inicio la industrialización con plantas productoras de helado en el norte de Estados Unidos, siendo junto con Inglaterra dos de los países que más helado consumen por habitante al año.
Actualmente el mercado de consumidores de helado en nuestro país se encuentra dominado o sometido por compañías multinacionales quienes se disputan a los consumidores a través innovación constante en sus productos, intensas campañas de mercadotecnia y presencia constante en las calles. Estos helados comerciales son elaborados en su gran mayoría de manteca vegetal en vez de leche y sus sabores y colores en su gran mayoría son artificiales, pero también hay marcas que utilizan productos naturales.
La sofisticación de los helados ha llevado a que se exploren nuevas formas de consumo, ya sea a manera de pequeñas bolitas, en empaques y figuras atractivas, o tratando de imitar lo que hacen las heladerías de antaño, colocando el helado en cáscaras naturales para servirlo en su empaque natural. Así mismo la gastronomía del mundo lo ha adoptado en su cocina, por ejemplo el helado de té verde, el témpura helado, el rollo de pastel con helado o utilizándolo para contrastar los sabores de un platillo.
En México cada año se celebra la feria del Helado en Tulyehualco a celebrarse durante el mes de abril, y en donde se montan exposiciones de helados de diversos sabores ya sea de frutas o verduras.
Hoy ante la variada gama que existe entre los helados industriales o artesanales; elaborados con ingredientes nacionales o extranjeros, podernos complacernos eligiendo el que más nos agrade... de mamey, vainilla, nuez, zarzamora, tequila, limón y combinaciones originales como queso con fresa o chamoy... Para saborear un buen helado, siempre vale la pena tomarse el tiempo para disfrutarlo.