Fran López, Casa Fran

En uno de los nuevos centros gastronómicos de Polanco –donde se ubican Novecento, Mar del Zur y ahora Casa Fran–, nos recibe Fran López para presentarnos un nuevo concepto que denomina “taberna española contemporánea”.

¿Por qué no te gusta que te llamen chef?
No me gusta que me llamen chef porque no soy chef, soy cocinero. Parte del trabajo, además de cocinar, es ser anfitrión. De ahí en nombre Casa Fran. La idea es retomar lo que antiguamente era la restauración, donde el dueño lleva las riendas de todo: desde cómo sale el plato, escoger un buen buen vino no muy caro para acompañarlo y acabar la sobremesa con un buen café y un postre.

¿Cuál es tu especialidad?
Me gusta mucho cocinar arroces, tenemos cuatro tipos distintos todos los días –arroz negro, con butifarra, con bogavante y con mero y vegetales–,  pero hago arroces todos los sábados y domingos en la terraza en una paella.

¿Cómo fue que llegaste a México?

Vine por una multinacional española pero desde toda la vida me ha encantado cocinar y ser anfitrión. Lo hacía en mi casa como hobbie y hace tres años decidí dejar el mundo corporativo por seguir un sueño y una pasión. Empecé en el Lincoln para ver como era el mundo, una cosa es que te guste y que lo hagas muy bien en tu casa, pero otra cosa totalmente distinta es llevar un restaurante. Ya cuando aprendimos bien, junto con mis socios decidimos darle un giro para volverlo Casa Fran, un restaurante con un concepto español. Queremos que se sientan en casa, en un lugar relajado de buena comida a buen precio, en un sitio muy bonito y con una terraza muy agradable.

¿Qué más debes de comer si visitas Casa Fran?
Estamos lanzando una carta nueva, donde preparo guisos diarios para que la gente de alrededor que venga a comer por un buen precio con una cervecita. Así, los lunes serán de cocido, los martes de judías, miércoles de papas riojanas con costillas, jueves de pochas con almejas y viernes de rabo de toro.

He lanzando también una carta de vinos cien por ciento española a precios justos, porque en México el vino es carísimo –tanto por impuestos como en restaurantes. Entonces, un vino que te cuesta 100 pesos te lo venden en el doble o triple. Lo que busco es que el vino se convierta en un complemento de la comida, para que puedan probar de todas las regiones.

¿Qué es lo que más te gusta de ser anfitrión?
Lo que más me gusta es que se vayan con una sonrisa, que se sorprendan con un plato o un vino, pero sobre todo que salga contentos y que vuelvan. La idea es ofrecer un trato personal en un restaurante no muy grande, dar un muy buen servicio pero relajado. La idea es que sea como un traje a medida.