Vesuvio

Santa Fe nunca se ha definido como un destino idílico hacia el que cualquier capitalino quisiera ir, es una zona de acceso complicado, poco amable con el peatón y con población variable de 9 a 5. Pero si uno ya está allá no hay porqué pasarlo mal, las opciones para comer son muchas y para todos los presupuestos. Hay una en especial que destaca por estar localizada en un lugar que de inmediato remite a un pequeño rinconcito de tranquilidad, está rodeado de nada más que vegetación, silencio y cielos azules.

De los creadores de Bistro Bec, La Loggia, La Única y Comensal, llega Vesuvio, una trattoria italiana que ofrece pastas, pizzas y gelatos artesanales. La historia de su origen dice que todo empezó porque dos de los socios pasaron sus veranos infantiles –en la ciudad italiana que da origen al nombre–, comiendo cantidades industriales de pizza que llenaba de salsa y queso sus vidas. Al crecer, su sueño fue siempre replicar esa comida que los hizo tan felices en los veranos al lado de los abuelos italianos.

Así surgió primero con gran éxito La Loggia con la mirada atenta y el conocimiento de Mauro Galantey su mano napolitana. Para debutar en Santa Fe la apuesta fue más grande, los socios querían que la experiencia de comer pizza napolitana fuera real y cumpliera con todos los cánones. Fue por eso que trajeron un horno Acunto Forni y todos los ingredientes desde la península para obtener la certificación de la Associazione Pizzaiuli Napoletani que incluía un pizzaiolo, Manuel Scalia.

Antes de empezar, el mixólogo César Ponce, a cargo de todas las barras de Grupo Adamantium, diseñó una propuesta fresca con jugos naturales endulzados con stevia como las sangrías hechas con vino tinto, blanco o prosecco. También ofrece coctelería como el Mexicano en Sicilia, con Mandarine Napoléon, mezcal, maracuyá y jugo de toronja; o el trago De la Casa con ginebra, Aperol, toronja, jarabe de canela y limón.

Como entradita para acompañar la sangría, comenzamos con una ensalada capresse y un carpaccio de salmón. Los tres son elecciones frescas para refrescar la calurosa tarde y disfrutar de la vista de la terraza del Garden de Samara Shops donde se encuentra el restaurante.

Para el plato fuerte de la tarde, el pizzaiolo Manuel Scalia nos explica que la pizza napolitana se caracteriza –además de sus insumos importados– por su forma de preparación. La masa debe tener 24 horas de reposo antes de trabajarse, y su forma exige que tenga un borde inflado, lo cual se logra a través de estirar la masa en la mesa de trabajo sin tocar el borde para que ésta infle de manera natural en el horno y forme alveolos. Para obtener la certificación italiana, Vesuvio no sólo tuvo que importar los ingredientes de la masa, el horno y hasta el pizzaiolo, también importa la salsa de tomate para lograr un sabor auténtico. Después, se agregan los ingredientes y se coloca con las manos en la pala de madera para de esta forma, mantener los bordes y la masa del centro delgada y hornear por apenas unos minutos. Sin duda hay que probar la Pizza Vesuvio, que emula al volcán con su forma cerrada rellena de tomate, queso Grana Padano, queso Ricotta, salami Génova, jamón cocido, mozzarella y albahaca. Otra opción es la Cascata di Parma, con prosciutto di Parma, mozzarella, queso Grana Padano, aceitunas negras y albahaca. Todas son porciones generosas para compartir sin problema entre dos o tres personas.  

Además de su extensa variedad de tragos y cocteles, para acompañar  Vesuvio ofrece también su propia etiqueta de tinto hecho en Italia con uva Montepulciano D’Abruzzo, una denominación de origen controlada. Los socios quisieron que el comensal pudiera probar varios cachitos de Italia a través de toda la carta. Los postres no se quedan atrás, sus gelatos artesanales son hechos con ingredientes tradicionales como mascarpone o avellana, ideales para dejar el huequito postrero.

Vesuvio en Santa Fe será el primero de muchos que poblarán la Ciudad de México. Buena propuesta para compartir entre amigos y pedir muchas pizzas al centro hasta encontrar la favorita –su desarrollo viajó varios kilómetros como para que no aproveches la oportunidad.