Detox con rooibos

Quizás has escuchado las propiedades casi mágicas del mal llamado 'té rojo' en numerosas publicaciones en esta época del año. Antes de unirnos al clamor colectivo debido a los beneficios a la salud que se derivan de su consumo, vayamos por partes:

El rooibos, ¿es un té?

No, es una tisana, ¿cuál es la diferencia? Para que una bebida pueda recibir el nombre de té debe ser porque se produce a partir del arbusto Camellia Sinensis, del cual se derivan todos los tés (blanco, verde, oolong, negro, puerh). El rooibos proviene de un arbusto africano con el mismo nombre. Éste produce una tisana sin cafeína repleta de nutrientes.

¿Por qué se le dice té rojo?

Por una mala traducción al castellano y por el color de la tisana que produce una infusión de color rojo vivo. El auténtico té rojo es el puerh, el cual sí proviene de la Camellia Sinensis y es un té fermentado.

¿Cómo se bebe?

En África se consume al igual que el té negro: caliente y acompañado de miel y leche. Actualmente algunas cafeterías lo sirven de manera concentrada preparado como un shot de espresso o agregándole leche espumada para convertirlos en lattes y capuccinos con rooibos en lugar de café.

¿Cómo inició su consumo?

Durante los siglos XVII y XVIII numerosos exploradores que viajaron a África descubrieron muchas plantas medicinales. En 1772 el naturalista sueco Carl Thunberg notó que los habitantes locales preparaban una infusión con un arbusto llamado rooibos. Este arbusto crecía de manera salvaje en las montañas por lo que se recolectaban sus hojas, se trituraban y se dejaban secar al sol. Cuando llegaron los holandeses, adoptaron esa bebida debido a los altos precios del té negro que importaban de Europa. En 1904 el ruso Benjamin Ginsberg comenzó a hacer numerosos experimentos con la hoja para encontrar “la taza perfecta” al copiar el modelo chino de fermentación de té (el puerh). Gracias a Ginsberg se popularizó la cosecha del rooibos en Sudáfrica.

¿Cuáles son los beneficios a la salud?

Se han encontrado múltiples propiedades en su consumo regular (seis tazas al día) debido al alto número de antioxidantes que posee, no contiene cafeína, bajos niveles de taninos y concentración de flavonoides. Bueno y todo eso ¿para qué sirve? Fácil: es de gran utilidad en problemas de tensión nerviosa, alergias, problemas digestivos, disminuye la acidez en el cuerpo y previene el cáncer. En África se utiliza para aliviar los cólicos infantiles, prevenir el asma y alergias, además de problemas dermatológicos. En Japón se ha vuelto un ingrediente muy apreciado en la industria cosmética por sus propiedades dermatológicas.

¿Cómo consumirlo?

Según el Consejo Sudafricano de Rooibos, la regla general es utilizar dos cucharaditas por taza e infusionarlo por cuatro minutos. El CSR recomienda beber 6 tazas durante todo el día para recibir el máximo de beneficios a la salud. También puede endulzarse con miel o azúcar y acompañarse con leche sin que por eso disminuyan sus beneficios. 

También puede ser disfrutado como bebida helada y su forma de preparación es muy simple. Lo único que hay que hacer es disolver en una jarra un poco de miel en agua, agregar el rooibos y dejarlo infusionando toda la noche; esa misma jarra durará dos semanas regrigerada.