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Una bebida que en verdad ha logrado trascender al tiempo, a la distancia, a las costumbres y las culturas de la humanidad a lo largo de los años es el té. La planta ancestral, llamada camellia sinensis, que infusionada tiene el glorioso poder de complacer a los sentidos con sus aromas de naturaleza sutil, pero con una gran potencia gustativa, tiene una de las más ricas historias y variedades en su forma de beberse a lo largo y ancho del planeta.
Gracias a sus propiedades tan especiales, el té ha viajado desde su natal China por todo el mundo, conquistando paladares y creando nuevas costumbres. Pasó de China a Japón, luego conquistó a Rusia, a Medio Oriente, a Inglaterra — y toda Europa— después llegó a Norteamérica y se ha ido introduciendo en el gusto mexicano, tomando mayor importancia cada vez.
Como todo en la vida, hay una forma especial de tomar té para cada persona y cada gusto, algunas son para paladares clásicos, otras formas invitan a una experiencia más profunda, y otras más, son ideales para aquellos que sólo buscan un buen sabor confortable. Para escoger el tipo de té y su forma de beberlo, no hay más que probar y beber. Te presentamos una probadita de cada país y sus tés, para que puedas escoger el que mejor te va.
China nos ofrece un elixir blanco, que es delicado y sutil, digno de la realeza y el favorito de muchos que gustan de sabores suaves. Se dice que cerca del año 800 d.C., se escribió el primer libro del té que describía los correctos métodos de cultivo y preparación del té, por lo que el té blanco puro de China puede ser una de las bebidas con más antigüedad del mundo. Es recomendable tomarlo solo, para así apreciar bien sus matices suaves.
El té llegó a Japón para ayudar a la meditación espiritual y de ahí se creó la famosa ceremonia del té, un ritual único del budismo zen que busca la forma más perfecta y armoniosa de apreciar a la bebida. En Japón se bebe té verdepuro y se aprecia con gran respeto, ya que se considera que es la medicina mágica para la salud y la longevidad, porque crece en las montañas donde la tierra es sagrada. Sus notas amargas pueden no ser amables al principio, pero se aprecian mejor mientras el paladar se acostumbra y conforme se va comprendiendo su esencia. El té verde es recomendado para aquellos que buscan tener una experiencia personal, profunda y espiritual.
De Japón también tenemos al matcha (té verde en polvo) que puede resultar versátil en su preparación. Con él se pueden hacer desde bebidas refrescantes con té y leche, hasta pastelitos, panqués, chocolates y otras delicias dulces. En México ya existen algunos lugares donde se pueden encontrar productos elaborados con matcha.
Si lo que buscamos es una bebida con mayor potencia de sabor y notas tostadas o ahumadas, el té negro es perfecto. En Inglaterra tienen interesantes formas de beber el té negro, es común el "english breakfast" mezclado con un poco de leche o un toque de limón y aunque generalmente el té se bebe sin azúcar, un poco de dulzor es bienvenido en la bebida. Del Reino Unido aprendimos que, a pesar de los ritmos acelerados de la vida, siempre cabe un momento de tranquilidad para beber té por la tarde, a las cinco en punto, para ser exactos. Actualmente el ritual del "afternoon tea" o "five o'clock tea" sigue siendo una costumbre en las casas de los caballeros y las damas inglesas. Una costumbre fácil de adoptar por otras culturas del mundo, sobretodo porque en este caso, los bocadillos —dulces o salados— son los invitados especiales a la mesa del té. Lo más conocido para acompañar una taza de té negro son los scones servidos con crema montada.
La India no podía faltar en esta vuelta al mundo del té. Su infusión rinde honor a la basta variedad de especias y a la habilidad de sus habitantes para mezclarlas y crear sabores impactantes. Así surge el masala chai. Masala es una mezcla de cardamomo, clavo, pimienta negra, jengibre, corteza de naranja, anís y té negro que se combina con leche de soya para dar vida al famoso chai —que literalmente significa té— y que resulta la bebida más representativa de este país. Esta receta es flexible y existen muchas variantes, tanto en India como en el resto del mundo. Esta bebida está hecha para los que necesitan especiar un poco su vida.
Una bebida interesante para los que quieren experiencias diferentes. Por otro lado, el estilo ruso de tomar té consiste en hacer un concentrado de té, llamado Zavarka, que después se diluye con agua caliente y se endulza con mermelada (algunas personas incluso comen una cucharada de mermelada antes de dar un trago al té); también suele mezclarse con un poco de Vodka (aunque la leyenda cuenta que los marineros rusos mezclan el Vodka con un poco de té).
Y si alguien busca aventurarse aún más, podría arriesgarse a probar el Sutschia, que es el té tradicional del Tíbet, preparado con mantequilla, leche —de yak, en su caso— y un poco de sal. Ellos lo consumen para mantener la temperatura corporal en el riguroso clima del Tíbet.
El té es una bebida noble, tanto que se deja manipular para que exista una forma de tomar que satisfaga a todos los gustos y todas las necesidades. Para elegir la mejor forma de prepararlo, tomarlo y acompañarlo, no queda más que probar una y otra vez, hasta que nuestro paladar se eduque y encuentre la forma perfecta de apreciarlo en su reconfortante, armoniosa y sagrada esencia aromática.
En México existen buenos lugares donde se puede disfrutar del té en sus diversas variedades y presentaciones a buen precio; la propuesta es cada vez mayor y estamos seguros de que disfrutaremos de la búsqueda mientras compartimos alrededor de la mesa con buena compañía y conversación.
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