Mecenas Colectivo (mecenasc@gmail.com)
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No hace mucho tiempo atrás, vivíamos sin redes sociales y nos reuníamos para conversar; los amigos eran sólo aquellos a los que se conocía en persona, los teléfonos realmente se usaban para hablar y las formas para comunicarse con alguien a la distancia eran lentas y limitadas. Era un mundo diferente en todos los aspectos, hasta en la industria gastronómica, porque los restaurantes se anunciaban solo en los medios impresos y las recomendaciones viajaban de boca en boca, sin gozar de inmediatez.
Ahora todo se mueve más rápido gracias a la facilidad del internet móvil y al poder del que gozamos con las redes sociales. Estas nuevas plataformas tecnológicas nos han dado la oportunidad y el espacio para desarrollar nuestra necesidad de expresión y nos permiten opinar prácticamente de todo. Y si hay un tema que siempre genera —y generará— opiniones diversas, incluso controversiales, es la comida y las experiencias alrededor de ella. Basta con que nos demos una vuelta en distintas aplicaciones, blogs y sitios web para darnos cuenta que siempre hay algo qué decir acerca de la gastronomía. La opinión y la crítica gastronómica informal —o popular— es una actividad en constante movimiento y crecimiento. Sólo se necesita un smartphone, una cartera flexible y un estómago inquieto para poder opinar.
En Mesamérica, René Redzepi (chef propietario de Noma, el segundo mejor restaurante del mundo, según la guía de San Pellegrino) dijo que "hoy es prácticamente imposible mantener un secreto en la gastronomía, ya que apenas sale un platillo nuevo, le da la vuelta al mundo en minutos gracias a Instagram". Palabras que vienen de uno de los cocineros más activos en esa red social.
Pero las redes sociales no sólo nos han servido para informarnos y acercarnos a lo que ocurre en los restaurantes y las cocinas de todo el mundo, hoy los comensales comunes jugamos el rol de críticos al exteriorizar nuestras opiniones en la red, aunque esto no signifique que tengamos intenciones de ser críticos profesionales o líderes de opinión. Por supuesto, estamos a favor de utilizar las redes sociales como medio de expresión libre, pero también estamos a favor del juicio crítico y creemos que es responsabilidad del comensal conocer la diferencia entre opinar, criticar y ser criticón.
El comensal juega con reglas diferentes, porque no tiene que validar ninguna información antes de publicarla, es por ello que consideramos que, antes de compartir públicamente alguna opinión, se deben tomar en cuenta algunos aspectos:
1) Para describir una buena experiencia sobre la comida, se deben tomar en cuenta tanto los errores, como los aciertos; así como identificar hasta dónde se vale y se puede exigir —dependiendo del lugar que se visita— y bajo qué parámetros podemos formar nuestros juicios. Pensar un poco en el enorme esfuerzo que realiza un restaurantero para ofrecernos la mejor experiencia gastronómica posible.
2) Saber que un buen restaurante ofrece un concepto integral y cultural, no se trata sólo de la comida, hay que tomar en cuenta el ambiente, la decoración, el servicio, el tiempo, entre otros.
3) Reconocer la diferencia entre criticar con fundamento y ser un criticón: una opinión crítica, además de ser imparcial, es constructiva, objetiva y propone una forma de mejora; mientras que el alguien que es criticón se deja llevar por el pensamiento subjetivo y solamente se queja.
Cuando se opina sobre un restaurante en las redes sociales, los blogs u otras plataformas, se puede aportar algo de valor si se hace con un buen juicio crítico. Para lograr la objetividad en la opinión, es necesario poner atención a la experiencia y ser conscientes de lo que vivimos dentro del restaurante. Abrir la percepción y estar sensibles a todos los aspectos y detalles, permite un mejor entendimiento y una mejor comunicación sobre lo que se piensa. La opinión pública sobre un restaurante —aunque se realice de forma informal o casual— debe venir después de una breve reflexión, sobretodo porque hoy, los restaurantes tienen gran parte de su imagen, y su reputación, depositada en las redes sociales.
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