¡A celebrar se ha dicho!

¡No más tortas de jamón aburridas ni salsas insípidas! ¡No se aceptan calorías de un platillo que no nos mueva el piso! Este año hay que celebrar nuestro bicentenario como Dios manda. Así que para afuera los platillos comunes y silvestres y hagámosle espacio a lo verdaderamente bueno. Porque para los que nos gusta comer, sabemos que la comida es un momento de debilidad complacida, un pedacito de cielo en la tierra, una victoria. Sólo los amantes de la comida sabemos que no hay nada mejor cuando se nos ha partido el corazón que un buen tamal picoso. 

Es precisamente en vísperas del Bicentenario de la Independencia, y después de que nuestra gastronomía ha sido declarada Patrimonio Intangible de la Humanidad por la UNESCO, que se ha escogido celebrar nuestras tradiciones y nuestro humanitarismo por medio de la gastronomía mexicana. La Universidad del Claustro de Sor Juana, en conjunto con el Festival de México, organizó “Historias y Sabores de México”, un concurso en búsqueda del menú conmemorativo para las fiestas. Pero no son simples recetas las que solicitaron porque el objetivo fue reconocer y conservar nuestras tradiciones por medio de recetas representativas del México contemporáneo, basadas en referencias históricas o literarias. Estamos hablando de años y años de perfeccionamiento de nuestro diente mexicano. La creatividad, el arte y nuestras tradiciones fueron los puntos clave en el concurso y ¿el resultado?... Una mezcla de sabores y olores que bastan para revivir a cualquier prócer de nuestra nación.

De las 200 recetas que fueron recibidas, 40 pasaron a ser finalistas; 10 entradas, 10 sopas, 10 platos fuertes y 10 postres. Aunque todas deliciosas, el menú oficial para conmemorar el Bicentenario quedó así: Como entrada, el ganador Raúl Martínez elaboró un tamal de frijol. Disfrutado por nuestros antepasados desde la era prehispánica, sea de desayuno, comida o cena, fue personalizado con una salsa de flor de calabaza y un crujiente de hierbas y teja de chicharrón. Le siguió un platillo familiar, un caldo de pichón de Mario Ramón Ledezma. El tercer plato y ganador de una mención honorífica por sus bases históricas fue jaroches de pescado en tikin-xic elaborado por Miguel Ramos al mejor estilo pibil cocinado en axiote. Y como último, para endulzarnos la vida y el corazón, Andrés Álvarez nos regaló a Carlota 1891, una carlota con bavaresa de mamey, helado de pistacho y gel de vino espumoso.

Queremos no solamente felicitar a los ganadores sino también agradecerles por regalarnos un cachito de cielo para celebrar el Bicentenario. A todos nos gusta comer bien y este mes, para los que Queremos Comer como Dios manda, las opciones para disfrutar de los mejores platillos mexicanos están para chuparse los dedos. Los invitamos a deleitarse en nuestra sección de recetas con un clásico de esta temporada, unos deliciosos Chiles en Nogada, un Guacamole de Granada con sabor a fiesta y, no podría faltar, una exquisita combinación de chiles, elChile Hojaldre.

Imagínense que nadie más y nadie menos que Octavio Paz escribió que es más difícil tener una buena cocina que una gran literatura. ¡Celebremos el bicentenario con la frente en alto, orgullosos de contar con personalidades únicas para deleitarnos con ambas!