Apología de la nuez

Curioso fruto, seco, de cáscara dura, forma que recuerda un cerebro y sabor peculiar algo terroso, que está presente en muchísimas comidas que encontramos diario en todos lados. En la panadería, las ensaladas de los bistrós, en los snacks saludables de los gimnasios. Muchos cocineros recurren a ella para insertar una textura divertida en algunos platillos y todos los nutriólogos la mantienen en el trono de los 'antojos permitidos' entre comidas.

Es considerado un alimento casi perfecto. Superalimento, decimos en estos tiempos. Los griegos la llamaban kara (cabeza) por su parecido con la forma del cerebro humano. Los romanos la consideraban un alimento de Dioses y la mayoría de las culturas en la historia del mundo la han asociado con el bienestar, la plenitud y la perfección. Hoy abundan estudios científicos, nutricionistas, sociales y experimentales repletos de elogios a las nueces. Algo maravilloso debe esconderse en este diminuto alimento.

Las nueces desbordan de antioxidantes, proteínas, polifenoles, fibra, ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados (las grasas buenas, pues) y otras vitaminas y minerales que crean la combinación cuasi perfecta de nutrimentos que contrarrestan el efecto oxidativo de las células del organismo. O sea: las nueces están equipadas para combatir el deterioro general del cuerpo y mantenernos en un estado de salud óptimo.

Según estudios recientes de la Universidad de Scanton, Pensilvania (Estados Unidos) dirigidos por el Doctor Joe Vinson, las nueces contienen casi dos veces más de antioxidantes que los pistaches, las almendras, los cacahuates, las nueces de la India, los piñones o las macadamias. Además, estos antioxidantes son entre 4 y 15 veces más poderosos. Por eso se rumora mucho que son excelentes en la lucha contra el cáncer, sobretodo porque eliminan las células contaminadas y no las buenas que las rodean —a diferencia de los tratamientos químicos.

Sin embargo, sufren de un injusto desprecio por su alto contenido calórico. Es increíble que nos importe más 'conservar la cinturita' que nutrir al cuerpo y la mente con alimentos de calidad —¡qué creencia tan más equivocada! En defensa de ellas hay que decir que las grasas que contienen no son las dañinas saturadas tapa-arterias, sino las buenas que ayudan a que la piel esté suave y el cabello brille. Curiosamente estas grasas ayudan a reducir los niveles de colesterol y dicen que este efecto quema-grasa sirve especialmente en la reducción de grasa abdominal (¡adiós pancita!).

Los ácidos grasos Omega 3 de las nueces protegen al corazón de cardiopatías e infartos. Su alto aporte de proteínas de calidad podrían convertirla en el sustituto ideal de la carne —siete nueces equivalen a un bistec completo, dicen. El consumo frecuente de las nueces se vincula con riesgos muy bajos de enfermedades crónicas, incluyendo desórdenes de presión y diabetes.

Hace poco la Revista de Medicina de Nueva Inglaterra publicó los resultados del estudio más grande y profundo hecho sobre los frutos secos. En él se estudió a más de 110 mil mujeres y hombres durante varias décadas. Se registró repetidamente lo que comieron los participantes en un lapso de tiempo y analizaron las dietas en relación con las causas de muerte entre las más de 27 mil personas que murieron desde que comenzaron los estudios.

Resultado:mientras más nueces eran consumidas, menores las probabilidades de morir de cáncer, enfermedades cardiacas, respiratorias y otras fatales. Quienes comieron nueces (pistaches, almendras, nueces de la india, castañas, avellanas, nueces de macadamia, nueces pacana, piñones, cacahuates y nuez de nogal) siete o más veces por semana tuvieron una expectativa de vida mayor en 20% que los que no las consumieron con frecuencia.

Y, lo más sorprendente: mientras más nueces comía la gente, más esbeltos tendían a ser. ¿Por qué? Se demostró que el organismo puede tratar las calorías de las nueces de manera diferente a las contenidas en otros alimentos grasos y llenos de carbohidratos —se digieren mejor, se eliminan más rápido. Ahora lo podemos decir: los nutriólogos tienen razón en recomendar que los frutos secos tomen el lugar de papas fritas, galletas y golosinas entre comidas.  

Otro estudio reciente se une a las alabanzas. Fue realizado por el Doctor Peter Pribis en estudiantes de la Universidad Andrews (Estados Unidos),publicado en la revista British Journal of Nutrition y sugiere que el consumo de nueces ayuda a optimizar la actividad cerebral, especialmente ayuda a desarrollar el pensamiento crítico y el razonamiento deductivo.

Las nueces nos garantizan una vida más larga y de mejor calidad. Mantienen el colesterol —y el peso— a raya, nos hacen más productivos, mejoran nuestro ánimo, nos alejan de enfermedades crónicas, fortalecen dientes y huesos, mejoran el aspecto físico, nos hacen fuertes y hasta previenen de alergias. Sí, son un superalimento y merecen todos los elogios que presumen. Eso sí, hay que recordar que deben ser consumidas con moderación –como todo— y siempre crudas, nunca tostadas ni cocinadas, pues así pierden sus propiedades. Ya lo dijo el dicho popular, “lo que bien me parece, me sabe a nueces”.