El lugar es pequeño y acogedor. La carta puede parecer abrumadora por gran variedad de tés, pero siempre es buena idea experimentar nuevos sabores. El postre de chocolate es magnífico!!
No sé ni qué destacar primero: si la infinita carta que quisieras probar en una sola visita, el ambiente tan relajado e íntimo perfecto para platicar, la decoración tan ecléctica que no sabes si estás en un café parisino o en una casa de té en Japón o el buen servicio. Un must de la Condesa