La comida bien a secas, demasiado caro para lo que es.
La música ambiental con un volumen excesivo que no se podía platicar.
Algunas sillas del mobiliario con rayones.
El acceso complicado por las obras en Masaryk.
Es increible lo mal que comimos. La carne de lo peor que he comido en restaurantes de carne, ademas de carisimo y pesimo servicio. Sobra decir que nunca volveré
Tiene instalaciones lindas, me encantan sus mesas amplias y sillas cómodas. El servicio es muy atento, siempre al pendiente de tu copa o cualquier cosa que necesites. La comida es buena, quizá hasta muy buena, pero definitivamente no es algo espectacular, soy una innegable carnívora con la suerte de haber probado carne en muchas partes de México y del mundo, pero hay algo en la carne de Harrys que no me apasiona, es buena, pero no hay otro adjetivo que la defina. Eso sí muy buen café y postre.