La comida es buena a secas pero carísima, la publicidad es engañosa, ofrecen grandes porciones y en realidad son casi insignificantes. El lugar es pequeño y claustrofóbico. El trato por parte del chef es déspota y los precios que tienen publicados en la web son falsos. No vuelvo a ir.
Me pareció un poquitín caro para lo que ofrecen pues las raciones son un poco limitadas... lo noté en la copa de vino, en la ensalada y en una pasta que pedimos. Recomiendo el postre: muffin de chocolate con helado de vainilla.